martes, 12 de abril de 2011

Nueva Zelanda...EXTREMadamente hermosa.

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Algo que  me gusta es sorprenderme y probar cosas nuevas, este país se gana un premio en esto. Ya desde el avión hacia Auckland pude observar paisajes hermosos de montañas y ríos, pero eso era la muestra gratis de lo que serían los siguientes días.
                Nuestro viaje empezó por Auckland, una ciudad relativamente grande como Montevideo pero eso es lo único que tienen parecido. Me sorprendió en esta ciudad la variedad de etnias, es increíble como una caminando por la calle se cruza con chinos (llámese chino a todo chino, japonés, Tailandés, Filipino, etc.) induces, europeos, los chiquitos de los Maoríes entre otros.
                Un apartado especial se merecen los autos de acá, desde que llegué me parecía rarísimo como se maneja por el otro lado (izquierda), miraba los autos y parecía que se manejaran solos. Es medio compli acordarse de primera por donde vienen los autos, yo por suerte tuve un curso intensivo de saber por dónde vienen,  porque a la vuelta de un museo  quise cruzar la calle y ni bien piso la calle un ómnibus me pega con un espejo una cachetada, cual si fuera Tom cuando quiere desafiar a Jerry a un duelo, fue un cachetón que a partir de ese momento me enseño que primero hay que mirar a la derecha.
                Después con respecto a las maquinas… un despelote asombra la variedad de autos, los divinos de los modelos que se ven y los baratos que son los viejos (para ellos). Hablando con una chilena me comentó que trabajando dos meses le dio para comprar una Van junto a una amiga.
                De Auckland volamos a la isla sur: donde no tuvimos buen comienzo, pero esperemos que si tenga buen final: al momento de llegar teníamos que ir a buscar las motor home a, bueno supuestamente desde el aeropuerto nos llevaban gratis a levantar estos aparatos que nos oficiarían de casa y vehículo los próximos 10 días. . Bueno el tema es que justo la camioneta que no tomamos no nos llevó al lugar indicado sino a otra empresa que rentaba autos, tras hablar  y llorar un poco igual nos llevaron al lugar correcto… bien! Tras esperar unas horas  arrancamos viaje con 2 motor home con 6 personas por cada una. A los 5 min. Se queda una, tras esperar a que nos remolquen nos dicen que se rompió el embriague por negligencia nuestra y el arreglo podía llegar a los 7000 pesos (nosotros le decimos pesos a los dólares de nueva Zelanda), después nos dijeron 2500 después 700 en fin, una frutería parecía eso porque ni sabían que decirnos, el tema  que entre tanto caos yo me pedí para anotar para manejar una a pesar que no tenga libreta internacional y me dispuse a manejar una de ellas, la rota nos la cambiaron por otra automática que parecía una mansión con ruedas.     El primer día lo gastamos integro entre levantar los motor home y todas esas yerbas, para lo cual en la noche nos quedamos en un camping para motor home.
                Ya en el segundo día arrancamos viaje y para dejar una marca en este país marque un piedra y un puente con mi sello, dejando rayado un lado y del otro lado sacando uno de los guardabarros… pero por suerte no hubo que lamentar víctimas fatales y al final no nos costó nada porque el seguro lo pagaba. Después de los nubarrones de los primeros días, se aclaró el panorama y pudimos disfrutar de esta isla sur que por momentos parece que no la habitara ningún ser humano.
                Nuestra primer visita fue el Lago Tekapo, nunca  imaginé un color de agua j tan extraño y menos un lago, era como algo tan sobresal como hermoso.
                Luego fuimos al Mount Couk, que no lo pudimos ver en su máxima expresión ya que estaba nublada, pero medio de rebote encontramos un caminito, metimos esa caminata hacia charcos azules realmente increíbles… que buena caminata!!!!
Luego de meter ruta  como loco llegamos a Queenstown, un lugar como toda Nueva Zelanda, diseñado para el turista, ya gastar mucha plata, biyuya, guita!!! Ya en Auckland nos tiramos de una especie de bola que se hacía llamar bungee jumping que la tiraban para arriba y quedas rebotando, llegando a Queenstown, nos subimos a un Jetboat, una lancha que va al mango haciendo finitos entre las montañas… espectacular!!!
                En Queenstown nos quedamos un par de días en donde subimos en un teleférico y el equipo EXTREME!!! (Silvana Nico y YO) nos tiramos de una especie de chatas de plástico que estaban muy pero muy muy buenas, la vista desde ahí arriba era algo sublime!.
                Al otro día recorrimos los parques de la ciudad que son mejores que cualquier postal, con un pasto verde que dan ganas de comerlo ( yo me sacaba los championes para caminar en pata), flores, arboles perfectos, lagunitas, paisajes increíbles con montañas de fondo.
                Ala tarde voy al campamento a hacer una necesidad fisiológica indispensable y cuando estaba disfrutando tranquilamente, escucho a Carlos… Un uruguayo!... hay un Uruguayo por acá??, dude en contestarle para no salir de mi armonía de ese momento, pero bueno le pegue el grito y me dice… apúrate que tengo un viaje de helicóptero gratis! Bueno resulta que él quería viajar si o si en un helicóptero y estaba sólo, entones le hicieron precio y pagó 2 con descuento  y ligue helicóptero por las montañas!!! Una cosa menos para hacer en mi vida…je
                Tras seguir paseando por paisajes increíbles llegamos al pueblo que más me gusto, y  sin duda si me tengo que ir de Uruguay lo elijo como destino,… Wanaka. Es un pueblito chico que creo que viven alrededor de 3500 personas, queda sobre un lago donde también hicimos kayak, una tranquilidad absoluta, tanta seguridad que la gente se bajaba del auto, lo dejaba prendido y dejaban la cartera o billetera a la vista. Salimos a correr con Nicolás y nos sorprendía un poco que las bicis y otras pertenencias estén a la vista sin ningún tipo de tranca, parecía un pueblo ideado y puesto en la tierra.
                Para variar en el súper nos encontramos dos uruguayos que trabajaban ahí y tras charlar un rato nos invitaron a un asado en la noche, pero penosamente nos teníamos que ir a nuestro siguiente destino llamado Milford Sound donde hicimos una especie de crucerito entre los fiordos.  El paisaje realmente era estupendo, pero hacia un frio descomunal, y para variar el barco se acerco en un par de ocasiones a unas cataratitas donde me ensope, pero era imperdible esa experiencia. La verdad que después de todo el frio que hemos pasado y ninguno se enfermo, estoy segurísimo que las enfermedades y pestes vienen por otro lado que no es el frio porque más frio no podemos haber pasado y estamos todos joya.
                Una de nuestras ultimas paradas seria el glaciar Frank Josep, es una masa gigante de hielo entre las montañas que se formo porque es un lugar que llueve muchísimo y cae mucha nieve, esta se ha solidificado quedando una masa de hielo, por más que se vean fotos y videos es una experiencia que hay que vivirla. Luego de estar entre las masas de hielo, la excursión nos regalo entrar gratis a unas piscinas de agua caliente al aire libre… nos sentíamos unos reyes y más cuando hablábamos con algún extranjero y le contábamos del viaje, quedaban asombrados y envidiosos de nuestro recorrido…je me encanta porque por adentro deben pensar que somos unos ricachones los uruguayos…je.
                Recién los últimos días nos avivamos en quedarnos en lo que nosotros le dijimos “arboles” que son paradas al costado de la carretera, algunos con baños y bancos y otros sólo un espacio para estacionar la motor home. La verdad que a pesar de no tener la ducha de agua caliente creo que fueron las mejores noches, porque llegábamos a la noche sin saber donde nos metíamos y al otro día madrugaba en un paisaje que eran de posters que venden en la feria deTristan Narvaja. Acá me encuentro también escribiendo en mi libretita siendo muy temprano en la punta de un muelle de un lago que está entre montañas, con un agua totalmente calma y cristalina, sin dudas que esto es realmente hermoso.
                Como siempre uno se acostumbra a lo bueno y una vez que nos logramos adaptar y vivir en esta vida natural, debemos partir. Por suerte esto es sólo el comienzo y una antesala de lo que nos brindara este viaje que es EL VIAJE.

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